martes, 24 de julio de 2007

1. El Cómo, El Cuándo y el Por qué.



Llegaba tarde a la clase de Laboratorio de Zoología 1, caminaba por esos pasillos que huelen tan ricamente a formol y cloroformo, segundo piso del Pabellón de Laboratorios de la Facultad de Biología de la Cayetano. Una torpe de 16 años con pánico a la gente en grupo, y a su propia torpeza, sobretodo porque la paranoia- en parte- no le permitía matar bien (“humanamente”) al “bicho” – como la profesora llamaba al pobre animalito que se desesperaba en el bohl anticipando su destino.

Se suponía había decidido estudiar Ciencias, pues eventualmente quería hacer feliz a algún ser que de alguna manera me genere emociones positivas: un animal o una planta. Mi propia madre me hizo desistir de la carrera de medicina pues como ella misma dijo no tengo “don de gente”, tampoco la idea de veterinaria me gustaba pues tendría que dialogar con dueños de pobres perritos disfrazados con tutús o con zapatitos. Biología sonaba preciso. Ya que yo ya había asumido que sería una miserable para siempre, al menos mi vida – corta, como ya me lo había propuesto-serviría para de alguna manera equilibrar la sobrepoblación humana quizás creando algún animal minúsculo que interfiera en la procreación de gente inútil.

Pero como la vida es irónica y le escupe a uno en la cara apenas tiene la oportunidad, mi incapacidad para poder desligar el lado “emotivo” – luego se descubrió que en realidad era el lado psicótico que ya comenzaba a causar estragos en mi vida – de mi trabajo: Animales “mal matados” (en el microscopio pude ver un par de veces los pulmones de un par de pobres ratas y palomas que aun respiraban totalmente diseccionadas), Trabajos inconclusos, torpezas sin fin… Y mientras mas idioteces cometía, más dibujaba o pintaba, ya que “el vicio” lo tenía desde niña, muy pequeña- esas criaturas que se sientan a mirar a la gente con desprecio desde que nacen, pero la gente les pellizca los cachetes cuando pequeñas, pero cada vez los dibujos toman formas mas reales, y los “pellizca-cachetes” se identifican en la critica/burla de los infantiles dibujos.

Hubo entonces un periodo en el que me castigaba cada vez que dibujaba, eso comenzó en el segundo año de carrera. Bote todos mis lápices y oleos, y queme mis discos – efectivamente, sí, estuve 12 años en colegios católicos- un golpe en la mano si cometía el crimen de pensar en algún “proyecto” o “concepto” artístico o que se yo...esas cosas que cuando uno aun no estudia, no tienen nombre pero son mas sinceros.

De pronto entre castigo y castigo ya había abandonado la facultad de Biología y me encontraba sumida en la mas absoluta depresión, botada en algún parque sin tener la mínima decencia de estar ebria o drogada…solo deprimida. Es en ese momento en el que tuve una Epifanía: “Maldita sea parece que no sirvo para absolutamente nada, mi cabeza no me deja, ¡¡¡Carajo, SOY ARTISTA!!!”.

Fue tan directo y sin preguntas que los padres solo se limitaron a exigir “un cartón” que al menos les susurre tímidamente al oído, que “al menos no es una vaga…”. Y así, caí a la facultad de Arte de LA PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATOLICA DEL PERÚ; claro, con muchas ilusiones y sueños; globitos que me fueron reventados apenas ingresé, notando que la gente era aun mas cerrada, mas criticona, mas estándar, mas tarada, mas “normal”, mas “normalizante”, y todo “más” porque precisamente tenían metido entre sus atuendos de “setentero” (moda que se utilizaba el año que ingresé…extrañamente el año 2001) que cualquier cosa distinta a su “distintez” era pose, y tenía uno pues, que guardar sus gustos en el closet porque el estándar artístico de la católica se ocupaba de velar por la tranquilidad de los artistas-en-proceso aplacando la estampida de cualquier “posero”.

Afortunadamente pasan los años y uno ya va perfeccionando su capacidad de abstracción y puede vivir más tranquila, haciendo lo que le gusta y a veces odia, pero que como una droga -de las fuertes -en la sangre, siempre pide MÁS, aunque en las resacas uno prometa nunca mas probarla porque es la “fuente” de sus males.

Ahora diría que soy artista porque lamentablemente siempre lo he sido, eso salio en mi resonancia magnética, y en mis análisis de insulina. El estudiar arte, entonces, no fue una decisión difícil ni chocante, solo fue un necesario paso al vacío.




1 comentario:

Iván F-D. dijo...

pero carajo dónde se puede ver tu trabajo?